viernes, 11 de noviembre de 2016

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10 de Mar-Jeshván, 5777 
שבת לך-לך

Abraham Abinu fue el descubridor del monoteísmo. Cuando toda la civilización humana creía en muchos dioses, Abraham entendió que existe un solo Dios. Pero esto es una parte de la historia.   La revolución de Abraham Abinu no consistió sólo en la negación del politeísmo. 

Además de haber concebido la unidad de HaShem, que HaShem es Todopoderoso, que ninguna fuerza de la naturaleza esta fuera de Su control y que HaShem es invisible, el mayor descubrimiento de Abraham, creo yo, fue que HaShem se interesaba por él.  Abraham descubrió que HaShem lo quiere.  Esta idea fue tanto o quizás más revolucionaria que la idea de la unidad o invisibilidad de Dios.  

Para comprender mejor la magnitud de la impresionante revolución de Abraham Abinu, veremos muy brevemente cómo concebían los pueblos paganos a sus dioses e ídolos.

A los dioses mitológicos ('aboda Zará) no les importaba en absoluto de la humanidad. Los dioses paganos, que poseían cuerpos de formas humanas, nacen, mueren, tienen deseos y pasiones y luchan contra otros dioses. Esos dioses no le regalaban nada a los hombres. La principal preocupación de ellos era la conspiración y la guerra, guiada por una insaciable sed de poder. Estaban ocupado en sus batallas contra otros dioses y en la satisfacción de sus pasiones. Si uno de esos dioses mitológicos, por ejemplo, desataba una tormenta, no era porque tenía compasión por la humanidad y les enviaba la lluvia que tanto necesitaban. Era porque estaba combatiendo a sus enemigos y los atacaba con rayos, o los ensordecía con sus truenos. Eso hacia que accidentalmente lloviera sobre la tierra. Esos dioses también tenían el poder para hacer llover voluntariamente, pensaban los paganos. Pero no iban a producir la lluvia gratis. Los dioses tenían que recibir algo a cambio. Los sacerdotes paganos decían, por ejemplo, que si alimentaban a los dioses, o si sacrificaban 10 guerreros, los dioses absorberían el espíritu y el poder de estos guerreros, y así lucharían mejor contra otros dioses. Y a cambio de este sacrifico, quizás harían llover. Esta era, en muy pocas palabras,  la dinámica ente hombres y dioses en el mundo de 'abodá zará. 

Ahora bien, cuando HaShem le dice a Abraham que salga de su tierra y vaya para Canaan (Israel) le promete (Gen. 12):  "Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré. Y serán bendecidas por ti todas las familias de la tierra."    Esto es una revolución! HaShem  bendice ¿y no pide nada a cambio?  ¿Y por qué HaShem me bendice, habrá pensado Abraham? ¿Por qué Hashem me ayuda('ozer)? ¿Querrá que yo haga por Él? 

Luego, Abraham tiene un enorme problema. Su esposa es secuestrada por el hombre más poderoso de Egipto. Al final HaShem rescata (moshi'a) a Sará. Y ya de regreso a Erets Israel, cuando el episodio del secuestro de Sará llega a un final feliz, Abraham se da cuenta que fue HaShem quien lo  protegió, incluso sin que Abraham se lo haya pedido. HaShem cuidó de él y de su esposa Sará, incluso sin que Abraham lo supiera (maguén, que es cuando HaShem nos cuida sin que nos demos cuenta). 

¿Por qué HaShem se interesa por mí? Debe haberse preguntado Abraham? 

Vamos a intentar una explicación.  Los pueblos paganos no tenían ningún dios a quien llamaban "Creador",  ya que no creían en la Creación.  Suponían que el universo, el mundo de esos dioses, había existido eternamente. La creación del mundo, de la humanidad en todos los mitos paganos, había sucedido accidentalmente. Como resultado incidental de la guerras entre dioses.    

Pero Abraham descubre que HaShem controla el mundo porque es el Creador (qone shamayim vaarets). Y que Él creo y nos dio la vida. Abraham se da cuenta que HaShem es Boré Olam, el Creador, y que tal Él es como nuestro "padre". ¡Ahora todo cierra y tiene sentido! Abraham acaba de descubrir por qué HaShem lo bendice, lo ayuda, lo rescata, lo protege, se interesa por él... y no le pide nada a cambio. 

La lucha contra la idolatría que inició Abraham Abinu fue sin duda la revolución más importante en la historia del pensamiento humano. Abraham destruyó ídolos enseñó al mundo que HaShem, el único y verdadero Dios, no tiene imagen, ni forma, ni necesidades, ni rasgos humanos, ni semejanza alguna con los humanos. Demostró la falsedad de la idolatría. Desenmascaró a sus líderes y construyó los fundamentos del pueblo judío. Pero el mayor descubrimiento de Abraham Abinu fue que HaShem nos quiere, como un padre quiere a sus hijos. 
 




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