martes, 3 de enero de 2017

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5 de Tebet, 5777

En el tratado Ta'anit, 23a, la Guemará (sin llamarlo segulá, ya que éste es un neologismo)  nos cuenta las condiciones que una persona debe tener para que sus Tefilot (plegarias) sean escuchadas.  

Alrededor del año 100 de la era común vivía en Israel un hombre muy especial llamado Abbá Hilquiyá, que era el nieto del célebre Honí haMe'aguel.  Abbá Hilquiyá era famoso por su "poder" para que sus plegarias fueran recibidas por HaShem.  Durante un año de una dura sequía los prestigiosos Sabios de Israel, los Tannaim, enviaron una delegación de 2 Rabinos para que fueran a ver a Abbá Hilquiyá y le pidieran que rezará por la lluvia. Abbá Hilquiyá, que era un hombre muy pobre, estaba en el campo, trabajando. Cuando los Rabinos llegaron lo  saludaron pero él no les respondió el saludo, y no interrumpió su trabajo hasta que terminó. Cuando finalizó, cargó sus herramientas y se dirigió a su casa. Se colocó su capa doblada sobre un hombro y sus herramientas en el otro hombro.  En el camino, cuando dejó el pastizal y entró en un camino de plantas con espinas, levantó sus ropas. Cuando llegó a su casa, salió a recibirlo su esposa, muy bien vestida y arreglada. Cuando se sentaron a comer, sacó un pedazo de pan y repartió un poco para su esposa, para él y sus dos hijos. Al terminar de comer, llamó a su esposa y le dijo que él sabe que los Sabios vinieron a visitarlo para pedirle que rece. Pero que él prefiere que no sepan que la lluvia llegó por su mérito. Discretamente, ambos subieron a la azotea y se pusieron a rezar, cada uno en una esquina diferente. Ni bien comenzaron a rezar, apareció una nube del lado donde rezaba la esposa y comenzó a llover.   En ese momento, Abbá Hilquiyá se dirigió a los Sabios y les dijo: Bueno, comenzó a llover. Creo que no necesitan que yo rece por lluvia. Los Rabinos le dijeron:  Sabemos que ya has rezado, y que es por tu mérito que HaShem hizo descender la lluvia. Pero antes de irnos queremos hacerte algunas preguntas, ¡Claro!, dijo Abbá Hilquiyá.¿Por qué cuando te saludamos no nos respondiste?. Yo trabajo por hora, respondió Abbá Hilquiyá, y no sería justo con mi empleador que yo interrumpa mi trabajo para conversar. ¿Y por qué no pusiste tus herramientas sobre la capa, para protegerlas?  Abbá Hilquiyá dijo: porque la capa es prestada. Y me la prestaron para protegerme del clima, si la uso con las herramientas se podría arruinar. ¿Y por qué levantaste tus ropas el los campos espinosos? Por que si las espinas rasgan mi cuerpo, mi cuerpo se cura. Pero si mis vestiduras se rompen, no tendría como curarlas. ¿Y por qué tu esposa estaba tan arreglada cuando salió a recibirte? Porque mi esposa guarda su atractivo exclusivamente para mí, y de mi parte, mis ojos son solo para ella . ¿Y por qué no nos ofreciste cenar contigo?   Porque no tenía más que ese pequeño pedazo de pan. Y no quise ofrecerles falsamente cenar conmigo, sabiendo que ustedes rechazarían mi oferta,  y llevarme así el crédito de haberlos invitado. ¿Y por qué te fuiste directo para la azotea? Porque no quería que piensen que por mi mérito vendría la lluvia.   ¿Y por qué la primera nube llegó del lado de tu esposa? Porque ella es mucho mejor que yo. Cuando viene una persona pobre a casa y nos pide ayuda, yo les doy una moneda para que compren comida. Mientras que mi esposa les da la comida ya preparada, que ellos consumen inmediatamente.    Otra versión de estos hechos dice que Abbá Hilquiyá les respondió: Hay aquí cerca un grupo de gente muy mala, que roban, matan, etc. Un día yo recé para que HaShem los haga morir. Mientras que mi esposa rezó para que HaShem los inspire y hagan Teshubá (se arrepientan y se comporten bien). 

Esta es la historia, muy resumida, de Abbá Hilquiyá y de su esposa.  Vemos entonces que hay gente que SÍ tiene esas "segulot" para que HaShem los escuche y responda sus Tefilot. Este poder sin embargo no es transferible. No depende de supersticiones, ni de astrología, ni de amuletos. ¿Cuál era entonces la "segulá" de Abbá Hilquiyá¿ De acuerdo a nuestra Guemará HaShem escuchó particularmente la Tefilá de este hombre (y en primer lugar de su mujer) ya que eran extremadamente honestos e íntegros. Eran muy leales uno al otro y preocupados por fortalecer esa relación exclusiva. Se comportaban con una gran sencillez y eran profundamente humildes, sin un gramo de vanidad. Y en el caso de la esposa de Abbá Hilquiyá, una mujer con una generosidad material y emocional sin límites.   

La Guemará nos enseña esta gran lección, que es consistente con lo que vimos ayer en Yesha'ayahu. Los grandes Rabinos de Am Israel sabían que NO hay "trucos" ni "atajos" para que HaShem escuche y responda nuestras Tefilot. La "segulá" que más le importa a HaShem y lo que más mérito nos da para que nuestras plegarias lleguen a Él, es nuestra integridad, nuestra humildad y nuestra buena conducta. 


RAB YOSEF BITTON
Ohel David UShlomo
710 Shore Blvd, 
Manhattan Beach, NY

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