viernes, 23 de diciembre de 2016

 
26 de Kislev, 5777
יום שני של חנוכה
הערב מדליקים נר שלישי





Hoy explicaremos brevemente  los detalles de la celebración de Janucá.


Janucá se celebra por 8 días. La celebración de Janucá consiste en algunas cosas que debemos hacer y otras que dejamos de hacer.

HADLAQAT NEROT:  Lo más típico de Janucá es la Mitsvá del encendido de las velas. Cada noche encendemos las velas de Janucá, como ya lo hemos explicado. Pero aparte de esta Mitsvá hay también otras costumbres y tradiciones para celebrar esta fiesta. 
RECITACION DEL HALEL: Durante todos los días de Janucá recitamos el Halel. Halel es una Tefila (=plegaria) de alabanza a HaShem, que consiste en la lectura y entonación de unos Mizmorim (Salmos) de Tehilim relacionados con celebración y alegría. El Halel se dice también en Pésaj, Shabu'ot, Sukkot, etc. 

'AL HANISIM: También introducimos en la Amidá (la oración diaria principal) y el Birkat haMazón (la oración después de las comidas) un párrafo especial donde agradecemos a HaShem por haber salvado a nuestros antepasados de sus enemigos en los tiempos de Matitiyahu y sus hijos, los Jashmonayim.

LECTURA DE LA TORA: Durante los 8 días de Janucá leemos los textos Bíblicos correspondientes a la ceremonia de inauguración del Mishkán (el Tabernáculo, o sea, el Templo erigido en el desierto de Sinaí), cuando cada uno de los Nesiim (líderes) de cada tribu de Israel traía una ofrenda a HaShem para inaugurar el altar (mizbeaj). Incluso durante el lunes y jueves, días en los cuales leemos la sección semanal,  interrumpimos la lectura de la Parashá de la semana y leemos solamente los párrafos asignados a Janucá.

SEUDA: Si bien no existe una Mitsvá formal de realizar una Seudá, es decir una comida celebratoria como hacemos en Purim,  en muchas comunidades se acostumbra a servir comidas especiales de celebración donde se dicen palabras de Torá y se cantan canciones alegres, festejando en familia, con amigos e invitados. Muchos también acostumbran a servir platos lácteos, en recuerdo al heroico acto de Yehudit, la hija de Yojanán Cohen Gadol. Muchos también acostumbran a servir lebibot, sufganiyot u otros pasteles freídos en aceite.


Hay también algunas cosas que  dejamos de hacer en Janucá, ya que son días festivos y de celebración.

Algunos ejemplos:

AYUNOS: Muchas personas acostumbran a ayunar, por ejemplo,  en el día del aniversario del fallecimiento del padre o la madre. Sin embargo, cuando el aniversario coincide con Janucá, estos ayunos deberán ser desplazados.

ELEGÍAS (hesped): Se acostumbra a no realizar elegías (=darush, shloshim, arayat, discurso fúnebre) durante Janucá. Tampoco se visita el cementerio en aniversarios de fallecimiento.  Estas visitas pueden ser realizadas antes o después de Janucá, según la costumbre de cada comunidad.

TAJANUN: Durante Janucá se omiten las Tefilot de confesión (tajanún) y los Mizmorim  de súplicas. Todo esto, como dijimos, se hace para preservar un espíritu festivo y de alegría.



JANUCA SAMEAJ





RAB YOSEF BITTON
Ohel David UShlomo
710 Shore Blvd, 
Manhattan Beach, NY









25 de Kislev, 5777
יום ראשון של חנוכה
הערב מדליקים נר שני


¿Qué significa ser judío?  Ser judío es ser una vela. Cada individuo judío es una vela. El judaísmo, la Torá, es la llamita de esa vela.  Esta metáfora no es arbitraria o caprichosa.  La Torá siempre fue comparada con la luz. La misma palabra hebrea TORÁ viene de la palabra  OR que significa "luz".  La palabra TORÁ es casi idéntica a la palabra MORÁ, maestra. Los judíos consideramos que el proceso de aprendizaje es un proceso de esclarecimiento.  La Torá, es "nuestra maestra", nos enseña, nos educa, nos ilumina. Y a través de sus enseñanzas disipa la oscuridad de nuestras vidas.  Y "Aclara" nuestra misión existencial.

Ahora que entendimos por qué la Torá puede ser comparada con una luz o una llamita, pensemos en lo siguiente. Si un individuo judío no estudia la Torá, no la conoce, no la observa, la abandona, no deja que la Torá lo ilumine, no se deja enseñar por ella... ¿sigue siendo judío?  Y la respuesta es "Si".  Un judío, aunque no sea un judío observante, nunca pierde su condición de judío (Israel, af 'al pi shejatá Israel hu).  Pero un judío sin judaísmo es una vela sin llama. Y una vela sin llama,  es una vela, pero una vela apagada. Una vela que aún no ha servido su propósito. Una vela que no cumple la misión para la cual fue concebida.  Pero a pesar de todo, es una vela. No es una silla, un zapato o un gato. Sigue siendo una vela. Y como tal, siempre puede ser encendida. Y a lo mejor todo lo que necesita es que otra vela, una vela que ya esté encendida, se le acerque, le ofrezca afectuosamente compartir su llama y la ayude a encenderse.

Nuestra misión como pueblo es transformarnos, como dijo el profeta Yesha'ayahu (42:6) en "leor goyim", la luz para el resto del mundo. Y esta misión la cumplimos sólo cuando estamos encendidos.  Iluminados con la Torá.  Es lo que se espera de nosotros.

Creo que esta metáfora de la vela y la llama es muy apropiada para Janucá. Nos ayuda a esclarecer, entre otras cosas, por qué celebramos la victoria de Janucá encendiendo velas.  

Veamos.  A veces, nuestros enemigos quisieron destruir las velas.   Es decir, buscaron nuestro exterminio físico. Sin importarles si las velas estaban encendidas o apagadas. Si en la SHOA un judío decía: "Yo no creó en Dios. No soy observante. Soy ateo. Déjenme libre", igual lo llevaban a las cámaras de gas.  En la SHOA, como en los tiempos de Hamán y Ajashverosh,  al enemigo antisemita no le importaba la llama. Su odio era étnico. Pero también práctico y utilitario. Al fin y al cabo,  destruyendo las velas también se acaba con las llamitas...

En Janucá, o en los tiempos de la Inquisición, el objetivo del enemigo no era acabar con las velas. Su misión era soplar las velitas, apagarlas.  Y reemplazar las llamas por una escultura griega o una cruz de madera. Los Jashmonayim, nuestros heroicos antepasados que vencieron al enemigo en Janucá, no lucharon para salvar sus vidas. Lucharon, y en realidad sacrificaron sus vidas, para preservar las llamitas de las velas judías.

El milagro de Janucá, el aceite que duró ocho veces más de lo que debería haber durado, tiene mucho para enseñarnos hoy.  Si seguimos el ejemplo de los Jashmonayim y luchamos para preservar lo nuestro, nuestra Torá, y nos sacrificamos para no dejar que Su luz se apague, HaShem estará de nuestro lado.  Tenemos que ofrecer nuestra llamita y acercarla a aquellas velas de Am Israel que están apagadas. Y si nuestras fuerzas o talentos alcanzan solamente para encender una vela, HaShem probablemente nos ayudará y nos dará la fuerza para que encendamos siete u ocho velas. O quizás más.


JANUCA SAMEAJ




ACTUALIDAD 
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RAB YOSEF BITTON
Ohel David UShlomo
710 Shore Blvd, 
Manhattan Beach, NY


El Museo Histórico de Santa Fe reabrió sus puertas totalmente renovado y con nuevas propuestas


El museo ubicado casco histórico presentó su nueva propuesta museológica y las grandes refacciones aplicadas al edificio patrimonial.

Este jueves por la noche, la ministra de Innovación y Cultura, Chiqui González, presidió el acto de reapertura del Museo Histórico Provincial de Santa Fe, Casa de Diez de Andino, el cual fue sometido a un extenso proceso de restauración integral edilicia y rediseño de la propuesta museológica.


La funcionaria estuvo acompañada por el secretario de Producciones, Industrias y Servicios Culturales, Pedro Cantini; el director provincial de Museos, Roberto Magnín; el subsecretario de Planificación, Matías Muller; el director del Museo Histórico Provincial de Santa Fe, Mariano Medina, e integrantes de la Asociación Amigos del Museo Histórico Provincial, entre otros funcionarios provinciales y municipales.

En la oportunidad, quedaron inauguradas la muestra patrimonial “Historias de acuerdos conflictos" y la muestra documental "Imagen hecha papel y memoria".


Las obras realizadas forman parte del Acuerdo Capital del Gobierno de la Provincia y todos los aspectos técnicos fueron definidos respetando la funcionalidad de esta casa, en tanto patrimonio, museo y monumento histórico.


UN MUSEO RENOVADO
La restauración de este edificio y su nuevo equipamiento museológico demandó una inversión de más de un millón y medio de pesos. Las obras edilicias estuvieron a cargo de la Dirección Provincial de Arquitectura e Ingeniería, del ministerio de Obras Públicas, y el resto de las mejoras estuvieron a cargo de la Dirección Provincial de Museos del Ministerio de Innovación y Cultura.


En la casona se realizaron, entre otros, trabajos de reparación y pintura de muros y aberturas, redefinición de los muros testigos patrimoniales, renovación integral del sistema eléctrico y cableado de datos, protección de pisos, y diseño e instalación de un nuevo sistema de iluminación interior para las muestras y ambientación.


También se instaló un nuevo sistema de video vigilancia de última generación y se colocaron blindex en el ingreso, como medida de protección tanto de la casa como de las colecciones, y finalmente se refuncionalizó el mobiliario existente y se construyó uno nuevo para el sector de recepción y soportes específicos para objetos destacados.


En el exterior, se restauró la pérgola de ingreso al área administrativa, se realizaron tareas de pintura en muros y columnas de la galería, se construyeron bancos en el ingreso y nuevas rampas de acceso, y se reparó toda la iluminación circundante.


LA NUEVA PROPUESTA MUSEOLÓGICA
Pero, tanto o quizás más importante que las tareas “materiales” antes mencionadas, es que al mismo tiempo el Museo Histórico se sumó al proceso de revisión y actualización de los conceptos y las prácticas museológicas que impulsa el Ministerio de Innovación y Cultura en el sistema los museos provinciales.


Y lo hizo con gran entusiasmo y compromiso de su equipo, lo que nos permite hoy presentar a la comunidad los primeros resultados del intenso trabajo que se realizó puertas adentro —mientras duraron las obras—, repensando el Museo y sus colecciones, actualizando relatos y criterios de exhibición.

En la propuesta temporaria, se presentan imágenes capturadas por Pedro Tappa y Augusto Lutsch, primeros fotógrafos que trabajaron en la ciudad. Estas fotografías pertenecieron a Clementino Paredes, un ciudadano que las coleccionó y comentó dentro del mismo material fotográfico, enriqueciendo estos documentos.

En el caso de la muestra patrimonial, la exposición da cuenta de una nueva mirada sobre las colecciones del Museo. Esto implica una lectura ampliada para reflexionar la historia de la ciudad y la provincia, desde las historias ya contadas, pero también desde otras no reconocidas anteriormente: las silenciadas o las reversionadas. Así, el Museo busca interpelar a los visitantes como integrantes de una historia nacional que involucra a todos, como protagonistas en tratados, contradicciones y consensos.

 
 



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