viernes, 27 de mayo de 2016

Se inauguró el 93° Salón de Mayo del Museo “Rosa Galisteo de Rodríguez”

Estuvo presidido por el Gobernador Miguel Lifschitz junto a la ministra de Innovación y Cultura Chiqui González en el marco de los festejos por el 206º aniversario de la Revolución de Mayo, en la ciudad de Santa Fe.

Anoche, como cada 25 de mayo desde hace 93 años, quedó inaugurado el Salón Anual Nacional de Santa Fe, o Salón de Mayo, del Museo Provincial de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodríguez”, dependiente del ministerio de Innovación y Cultura, oportunidad en la que se concretó la premiación correspondiente a las secciones pintura, fotografía, cerámica y arte objeto.

El acto estuvo presidido por el gobernador Miguel Lifschitz, junto a la ministra de Innovación y Cultura, María de los Ángeles “Chiqui” González.

Este año, el ganador en la sección Pintura Primer premio Adquisición “Gobierno de la Provincia de Santa Fe” fue Martín Bustamante por su obra “La eterna cualidad de lo transitorio I”, óleo sobre tela; el Segundo Premio Adquisición Ministerio de Innovación y Cultura recayó en Alejandro Parisi por su obra “Nodicho”, óleo sobre tela; en tanto el Tercer premio Adquisición Ministerio de Innovación y Cultura fue para Sergio Fasola por su obra “La bella”, fotografía digital editada.

PALABRAS
Luego de un breve saludo a los presentes por parte de la directora del museo, Analía Solomonoff; la ministra González tomó la palabra y manifestó que “sigue siendo muy emocionante, porque lo he dicho en otras oportunidades en otros salones, que Santa Fe es la única ciudad de la Argentina que celebra el día de la Patria con un uno de los eventos artísticos más importantes del año: el salón del mayo”.

Su solo nombre es como si acompañara la historia de 1810; como si en ese salón se generaran libertad y semillas de independencia... Como si mayo fuera Santa Fe y como si mayo fuera la libertad de los artistas, y mayo fuera también el compromiso con la patria y con quienes lo hicieron, y mayo fuera el tiempo y el espacio donde se mueven los artistas” continuó la titular de la cartera cultural.

Me siento muy feliz de que el día termine de esta manera porque también quiero saludar muy especialmente a la nueva directora del museo, Analía Solomonoff; y reiterar lo que digo cada año: el museo se sostiene por la grandeza de los artistas y por la grandeza de la gente que trabaja en el museo, los montajistas, los administrativos, los equipos que haría cualquier cosas por el museo” agregó la funcionaria.

Chiqui González expresó luego que “los museos tienen vida, crecen, se transforman, se convierten en adultos, tratan de volver a ser niños, tratan de asombrar, tratan de hacernos vagar de habitación en habitación, de hacernos perder, de que no se parezcan en nada a nuestra vida cotidiana, los museos quieren enseñar y aprender, quieren fascinar y aventurarse, quieren cosas nuevas y mostrar todo el patrimonio que tienen; son lugares para vivir”.

Y Santa Fe festeja la vida así: empieza con arte, termina con arte; y en el medio está la Patria, y por qué no la Patria que defiende el arte?.... o no es la política y la convicencia el arte de vivir? El arte de vivir juntos. Muchas gracias”, finalizó.

INVITADO DE HONOR

 
 
 

En esta 93º edición del Salón de Mayo se presentó como invitado de honor “Secretorama o Una colección del tamaño de un hombre: Luis León de los Santos (1897-1970)”, proyecto de investigación y curaduría de la artista visual rosarina Claudia del Río, quien dedicó más de dos años de estudio a la reserva del Museo Rosa Galisteo.

Del Río se abocó particularmente a la obra de papel que se encuentra entre las 364 obras donadas por Luis León de los Santos. Según la investigadora “una enorme cantidad de dibujos dedicados sería el centro de esta selección. La dedicatoria iba a ser una categoría en sí misma, todo rondaría a partir de ella como modelo vincular”.

Exposición
La muestra está constituida por obras de: Carlos Alonso, Horacio Álvarez, Pompeyo Audivert, Hermi Baglietto, Juan Ballester Peña, Héctor Basaldúa, Juan Batlle Planas, Alfredo Bigatti, Norah Borges, Alberto Bruzzone, Horacio Butler, Jorge Casals, Saverio Caló, Gertrudis Chale, Minerva Daltoé, Eugenio Daneri, Ramiro Dávalos, Enrique de Larrañaga, Juan Del Prete, Miguel Diomede, Enrique Estrada Bello, Elbio Fernández, José Antonio Fernández Muro, Vicente Forte, Raquel Forner, Darío Grandi, Alfredo Guttero, Jorge Larco, Luis Alberto Lobo de la Vega, Mariette Lydis, Antonio Mana, Richard Pautasso, Orlando Pierri, José Planas Casas, Leopoldo Presas, Mily Possoz, Francisco Puccinelli, Roberto Rossi, Ernesto Scotti, Antonio Scordia, Luis Seoane, Armando Sica, Alejandro Sirio, Lino Eneas Spilimbergo, Raúl Soldi, Carlota Stein, Alfredo Sturla, Ricardo Supisiche, Luis Szalay, Miguel Taverna Irigoyen, Miguel Carlos Victorica, Roberto Viola y Agustín Zapata Gollán.

PREMIO DE LA GENTE
Vale destacar que, desde el Ministerio de Innovación y Cultura del Gobierno de la Provincia, organizadores de la propuesta, se habilitó la posibilidad para que el público en general participe en la elección del “Premio de la gente”. 

Se trata de una iniciativa que consiste en un reconocimiento estímulo de 6 mil pesos a la obra más votada del sitio web de la institución www.museorosagalisteo.gob.ar
La distinción se entregará en la clausura del Salón.

AUTORIDADES
Estuvieron presentes además el Vicegobernador Carlos Fascendini; el secretario de Producciones, Industrias y Servicios Culturales, Pedro Cantini; el secretario de Desarrollos Culturales, Paulo Ricci; el diputado nacional Hugo Marcucci; los diputados provinciales Clara García y Paco Garibaldi; los subsecretarios de Espacios Culturales, Federico Crisalle, y de Planificación Institucional, Matías Muller; la secretaria de Cultura de la Municipalidad de Santa Fe, Patricia Pieragostini; el Rector de la UNL, Miguel Irigoyen; el director provincial de Museos, Roberto Magnin; y la directora del Museo Rosa Galisteo, Analía Solomonoff.







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17 de Iyar, 5776
32 días de Omer

לֹא תוֹנוּ אִישׁ אֶת עֲמִיתוֹ וְיָרֵאתָ מֵאֱלֹקיךָ

Ayer comenzamos a explicar ona-at debarim, engañar, o dañar a otra persona a través de nuestras palabras.  Este tema está presentado en el Talmud (Babá Metsiá 58b) de una forma inusual:  a través de numerosos ejemplos, que a medida que los vamos  examinando, descubrimos otros aspectos de esta importante Mitsvá.  Ayer aprendimos, por ejemplo, que a diferencia de daños materiales, estos daños emocionales no pueden ser juzgados en una corte terrenal. Hoy veremos otro caso, que describe cómo podemos herir a otras personas a través de nuestras palabras

El segundo ejemplo de ona-at debarim que trae la Mishná es ofender o avergonzar a un Ba'al Teshubá, a una persona que en el pasado obró incorrectamente, en el ámbito religioso, moral, o comercial, etc. y ahora se rehabilitó completamente. Por ejemplo: un individuo que cometió una estafa comercial. Fue juzgado y pasó un tiempo en la cárcel. Luego, salió, pagó sus deudas y con el tiempo rehizo su vida: se casó, formó una familia  y ahora es un ciudadano totalmente decente.  Imaginemos ahora que uno de sus socios le dice a este hombre algo así.., "¿Quién eres  para decirme lo que debemos hacer con nuestro negocio? Eres un ex convicto, hiciste muchas cosas malas en tu pasado."   

Otro ejemplo parecido. Nuestro penitente está jugando un partido de football con unos amigos, y en forma de burla, uno de sus amigos le recuerda su pasado en la cárcel...   
En estos dos ejemplo,  recordarle el pasado a este individuo es totalmente innecesario y negativo. Nuestra Mishná lo considera una forma de daño emocional, ya que esas palabras lo avergüenzan, lo degradan, lo hacen sentir mal. 

¿Qué tiene de especial este caso? ¿Por qué la Mishná trae el ejemplo de un Ba'al Teshuba? 
 
Yo creo que lo que tiene de especial este caso es que lo que le dicen a esta persona rehabilitada "es verdad". Este es un caso de "daño sin engaño". Los hechos --que estuvo en la cárcel-- no son discutibles, y no dejan lugar a ninguna interpretación. Uno podría pensar que mientras que lo que yo diga sea verdad, no me tengo que preocupar por el daño que causen mis palabras...  Sin embargo, al igual que en el caso de Leshón haRá (hablar negativamente de otra persona) nuestra Mishná nos enseña que cuando lo que digo daña innecesariamente (ver aclaración abajo) a otra persona, está mal ¡aunque sea verdad!   En nuestro caso, recordarle a este individuo rehabilitado su oscuro pasado, es totalmente innecesario y causa un gran daño emocional... Lo que es más:  justamente por el hecho de ser verdad, el rehabilitado no tiene forma de defenderse .. y eso hace que su vergüenza y su dolor sea mucho mayor. 

Este punto lo aclara el Rab Aharón haLevy cuando en su Sefer haJinuj hace una importante aclaración sobre ona-at debarim: él dice, "No hay que recordarle a otra persona algo que lo hiere, y de lo cual no puede defenderse". 

Como el lector podrá apreciar, el tema de ona-at debarim es difícil de describir con una simple fórmula, ya que la frontera entre lo bueno y lo malo es muy sutil. El efecto negativo de nuestras palabras  depende en primer lugar del contexto y también de la intención, de la situación emocional del interlocutor,  y hasta del tono con el que se dicen las palabras. Imaginemos que un amigo le recuerda a nuestro penitente su oscuro pasado con estas palabras: "La verdad que te admiro. Yo se que el pasado tuviste problemas y hasta estuviste en la cárcel...pero mira ahora que alto que has llegado. Tienes una familia ejemplar y todos te quieren y te aprecian. Te felicito"  En este caso, mencionar el pasado se transforma en parte de un halago, más que en una declaración difamatoria.   

En conclusión, con este segundo ejemplo de la Mishná seguimos viendo que debemos ser muy sensibles cuando hablamos con otra persona, y tenemos que hacer el máximo esfuerzo posible para no dañar, ofender o avergonzar con nuestras palabras.


* En el caso de Leshón haRá hay ciertas excepciones. Por ejemplo, si yo sé fehacientemente acerca del pasado delictivo de un individuo y alguien me pide referencias sobre él para un trabajo o para un Shidduj, etc. debo revelar lo que sé. 
  

 

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martes, 24 de mayo de 2016

16 de Iyar, 5776
31 días de Omer

La Parashá de esta semana, Behar, incluye una Mitsvá que creo que no es muy conocida.  En hebreo nuestros Sabios la llaman "ona-at debarim", que significa dañar o engañar a otras personas a través de nuestras palabras.    


Nuestros Sabios distinguieron entre "daños materiales", es decir,  cuando algo que yo hago, intencional o accidentalmente, daña la propiedad de otra persona, y "daños emocionales", que yo puedo causar a otra persona con mis palabras.   Rabbi Shimón bar Yojai dijo que los daños emocionales son más severos que los materiales, pueden tener un impacto mucho más serio en la víctima, y son mucho más difíciles de reparar....


Una aclaración importante. Cuando hablamos de la prohibición de dañar al prójimo con nuestras palabras, NO nos estamos refiriendo a Leshón haRá, hablar mal de otra persona (lo cual también daña y es un prohibición gravísima) . La diferencia entre "dañar con palabras" y "hablar mal de otra persona" es que esto último ocurre cuando "el señor A le habla mal del señor B al señor C". Eso es Leshón haRá.  Mientras que ona-at debarim  se refiere a cuando el señor A le dice algo directamente al señor B que es engañoso, ofensivo, que lo hiere, o que lo afecta emocionalmente.  No hay un señor C de por medio. A menos que se trate de un testigo presencial C, lo cual por cierto magnificaría exponencialmente la seriedad de la ofensa. 


El área que cubre la prohibición de ona-at debarim es muy amplia. Tan amplia que el 


לֹא תוֹנוּ אִישׁ אֶת עֲמִיתוֹ וְיָרֵאתָ מֵאֱלֹקיךָ
Sefer haJinuj dijo que no puede ser definida con una simple fórmula, más allá de recordar que incluye daños y engaños, y a veces estos dos actos se dan simultáneamente y a veces no. Es por eso que tanto la Mishná como la Guemará nos traen ejemplos que ilustran esta prohibición.


Vamos a presentar a continuación el primer caso que menciona la Mishná (Babá Metsiá 4:10). 


La Mishná primero discute largamente el tema de "engaños y daños materiales". Un ejemplo, un vendedor debe ser honesto. No debe "embellecer artificialmente su mercadería" para venderla a un mejor precio (piensen en un vendedor de autos usados, que "reduce" el número del cuentakilómetros del automóvil que quiere vender para que parezca menos usado...). Luego de traer muchos ejemplos de este tipo, la Mishná se refiere a ona-at debarim, y nos trae un ejemplo "de transición" muy sofisticado, un caso que está en la frontera entre engaños materiales y emocionales. 


Dice la Mishná (con mis propias palabras): "Un consumidor no puede ingresar a un negocio y preguntarle al vendedor ¿cuánto cuesta esto, cuánto cuesta aquello? cuando no tiene ninguna intención de comprar. "


Analicemos este caso:
1. Por un lado, aquí no existe un daño material a la mercadería del vendedor, pero sí existe un daño material al tiempo del vendedor, lo cual podría hacerle perder una venta. Ya que si el vendedor piensa que este cliente tiene la intención de comprar, es posible que desatienda a otro cliente que SÍ tiene la intención de comprar. 


2. Por el otro lado, está también el daño emocional, la decepción: el cliente engaña premeditadamente al vendedor haciéndole creer que va a realizar una compra... 


3. La primera razón por la cual este acto se enmarca dentro de "daños o engaños con palabras" es porque todo el daño fue causado a través de palabras: "¿Cuánto cuesta esto, cuánto cuesta aquello?


4. Pero creo que la razón principal por la cual este caso se enmarca dentro de daños emocionales y no materiales es porque este caso no puede ser "juzgado" por un tribunal. A diferencia del caso del cuentakilómetros, que técnicamente se podría verificar si fue alterado, en este tipo de casos es imposible presentar evidencias de engaño, sólo el cliente sabe cuál si su verdadera intención fue o no fue comprar ( דברים המסורים אל הלב).    


Este caso nos sirve para entender el elemento más característico de ona-at debarim.  La mayoría de estos casos no pueden ser "juzgados" por cortes humanas, ya que el acusado siempre puede alegar, con o sin razón, que no fue su intención engañar o dañar a nadie. En última instancia, sólo el Todopoderoso que conoce nuestros pensamientos  e intenciones, sabe la verdad. Por eso, dicen nuestros Sabios, el versículo que se refiere a ona-at debarim termina diciendo  "Y temerás a HaShem, tu Dios" ya que en estos casos, Él es el único Juez que podrá juzgar.  


Como el lector podrá apreciar, el standard de la ética judía que impone esta Mitsvá es muy elevado, y a lo mejor un poco avanzado para la sociedad de consumo contemporánea.  Mañana BH veremos el segundo ejemplo de la Mishná. 



FYI: Para evitar una situación de ona-at debarim en un caso como el que recién presentamosel cliente simplemente le debería aclarar al vendedor que su intención no es comprar sino solamente examinar los precios.   
  










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