El Litoral publicó el 31 -12-2012

La casa de Josefa Díaz y Clucellas agoniza sin su restauración

Durante el año que me ausenté de mi Santa Fe de la Vera Cruz, no estuvo en mí la imagen onírica de la casona de Josefa Díaz y Clucellas restaurada; sí tenía presente el compromiso de la Municipalidad

de llevarlo a cabo, y por eso imaginaba avances en su recuperación.

Hace más de tres años, después de expropiarla, la provincia la entregó en comodato por treinta años al Gobierno de la Ciudad , con el compromiso de ponerla en valor, restaurarla y darle el destino que correspondiera. Eso consta en actas.

Más allá del funcionario y su equipo ejecutivo de turno, subsiste el compromiso sin cumplir.

Oculta tras los cercos de obra, la construcción de mediados del siglo XIX se sostiene estoicamente, pero dando la sensación de abandono total.

La casa de Josefa Díaz y Clucellas, ubicada en la esquina que forman las calles San Luis y La Rioja, constituye el último testimonio edilicio del barrio del antiguo puerto y la única pieza de arquitectura confederal que queda en la ciudad. Por todas esas razones adquiere la dimensión de un valioso bien histórico y patrimonial que Santa Fe debe preservar.

En esta casona, nació, vivió y creció Josefa, quien en su época ocupó un destacado lugar como artista plástica, desplegó su actividad, plasmando paisajes del puerto, retratos y otras temáticas. Su obra trascendió los límites de la ciudad, proyectándose hacia el país. Fue tan importante que Sarmiento la incluyó dentro de su itinerario oficial, y siendo presidente la visitó en su taller.

El Dr. Corral y su equipo, conocen mi lucha de treinta y cuatro años como ciudadana amante y defensora de este bien cultural, cada paso, cada logro durante ese tiempo no fue fácil, y por momentos desgastante, hasta el logro de su expropiación, también junto a los Amigos de la Casa de Josefa en el último tramo.

Apelo, por lo tanto a su sensibilidad de santafesino y fundamentalmente a su predisposición de concretar los trabajos de ejecución, para rescastar de manera definitiva este ejemplar urbano único que nos identifica. Y darle el destino con lo que se fundamentó su expropiación, su conversión y refuncionalización, en casa-museo.

Graciela I. AMANTE FRIAS-PUPKIN